¿Quién soy yo? ¿Y por qué me dedico a esto?
Daniel Antomil - 09/09/2023
Naciste en 1992 e hiciste tu primer paseo en los autobuses en 2008, ya llevas media vida con esta afición, y parece que no te cansa. ¿Por qué empezaste?
Es la pregunta más simple de hacer y la más difícil de responder. Supongo que algo que llevo dentro. Yo de pequeño siempre quise conocer Vigo, y de hecho me aprendía los rótulos de las calles. Y siendo adolescente, no sueles tener mucha libertad ni muchos medios para moverte. Y recuerdo que un día de abril de 2008, intenté ir a Beade, pero me cansé (estaba relativamente gordo y no tenía entrenamiento para andar) y cogí el C6 para volver. Y ahí comencé a disfrutar del viajar en bus por zonas que nunca antes había ido.
Supongo que no eras un adolescente normal
En absoluto. Mientras mis compañeros iban a las discotecas los findes, yo no. Y otro momento curioso se produjo cuando fui a una, salí medio aturdido por el ruido, y el viaje de vuelta desde Samil se me hizo extrañamente placentero. Y pasé 14 años sin pisar un pub de estos, y no los llevo bien, lo que no me sucede con las verbenas.
¿Tuviste problemas por no ser un adolescente normal?
Algunos, pero nunca nada serio, había gente que lo veía gracioso, pero nunca he dejado que la opinión de los demás influya en mi. Seguí mi camino, y soy feliz por ello. Además, me cuesta relacionarme con las personas, y antes aún más. Con el paso del tiempo aprendí a mejorar en ese aspecto, pero no voy a ser de esos que son capaces de convencerte de que hay marcianos o cosas por el estilo. No sé mentir, y me gusta ir de cara.
¿Nunca pensaste en mantener tu afición en privado?
Sí, pero nunca lo quise hacer. Quiero que la gente se acerque o se aleje de mi por lo que soy, no por la fachada que le quiero enseñar al mundo. De todas formas, desde que salí por primera vez en un medio de comunicación, ni eso es posible ni nadie se atreve a cuestionar mis aficiones. Quien me conoce sabe lo que hay, quien soy y a que me dedico. Y me gustaría que todo el mundo fuera así, por eso no soporto a los que hablan mal de todo el mundo, a los que presumen de cosas que son absolutamente ridículas o de los mentirosos. Y desconfío de la gente extrovertida y la que tiene muchos amigos.
¿Conociste a gente que compartía tu afición?
Sí, pero nunca tuve demasiada relación hasta que en 2016 descubrí que un chaval de 14 años que era muy fan mío y se había creado su propio blog. Eso fue un punto de inflexión importante. Luego conocí a más gente, como los otros dos autores de Vigo360, con los que me llevo muy bien. Pero el compartir afición no implica necesariamente que se traduzca en una relación de amistad. Hay más factores en juego, y desde luego, hay algunos que se comportan como auténticos imbéciles. Podrás ser como yo, pero si eres una persona tóxica o un psicópata, conmigo no tienes nada que hacer.
Por otra parte, la mayoría de mis amigos no comparten estas aficiones, pero las respetan, e incluso me consideran interesante. Y desde luego, si quieren saber que bus lleva a su destino, me mandan un mensaje. Y les contesto con mucho gusto.
Durante 4 años tuviste un blog, llamado Parada Solicitada, que fue un referente en su día ¿Por qué lo hiciste?
Lo creé porque consideraba que tenía cosas que contar, y porque en otras ciudades ya existían blogs similares (en A Coruña, el blog Busurbano, por ejemplo). Y la verdad, los cuatro años que duró fueron muy interesantes. Daba trabajo, pero lo hacía porque quería.
¿Y por qué lo dejaste?
En 2016 iba a entrar de prácticas a una empresa, lo que me obligaba a hacer unos cambios en mi vida, y decidí que ya no tendría ni tiempo ni ganas de seguir adelante. Pero parece ser que hubo quien lo echó de menos, como Mistervigo, que siguió mi camino.
¿Alguna anécdota interesante?
Hubo un vitrasero al que le gustaba lo que escribía, e incluso se hizo un blog y todo. Y era de los buenos, para mí uno de los mejores conductores que pasó por la empresa. También hubo a quien le molestaban mis entradas, e incluso me acusaban de ser un inspector de paisano de la empresa, por mis continuos viajes y las fotos que le sacaba a los autobuses. Hubo uno, en particular, que se comportó como mi hater particular hasta que hace poco decidió hacer sus necesidades en el autobús (y delante de las cámaras de vigilancia que tienen la mayoría de autobuses). Obviamente, fue expulsado de la empresa, y la verdad, creo que el asunto se comenta solo. Si una persona que es capaz de hacer algo así fue mi principal enemigo, pues es algo que me honra, y a lo mejor alguien debería replantearse si lo que le cuentan sobre mi es cierto, porque viniendo de donde viene…
¿En serio hay gente que piensa que vienes a vigilar a los conductores de Vitrasa?
Si, alguno hay, la verdad, es que lo parezco. Soy discreto, me siento delante, y soy el típico que no dice nada pero por dentro está analizando lo que ve. Obviamente, me lo tomo a broma, hasta que aparece el típico que te ve como un enemigo (porque le esconde cosas a la empresa o porque quiere aparentar lo que no es). Entonces maldita la gracia que tiene.
Comentas que siempre quisiste conocer las calles de Vigo ¿Ese fue el motor que te impulsó a avanzar?
Si eso fuera el motor hace más de 10 años que se hubiera parado. En 2010 ya me conocía las 1752 calles que tenía entonces la ciudad (luego fue creciendo, y de hecho, la cifra de calles es opinable, porque hay algunas que el callejero no reconoce y otras que sí pero no existen). Pero luego está saber el origen del nombre. Y no fue hasta julio de 2014 cuando intenté investigarlo más o menos en serio y ponerlo en un trabajo.
Y eso se tradujo en el libro por el que se te conoce
Sí, y la verdad, no fue mi mejor obra, pero fue mi “escuela de aprendizaje”. Por lo menos conseguí acabarlo, que no es poco. Pero cuando uno investiga no expone lo que sabe, se da cuenta de lo que no sabe. Y yo desconocía muchas cosas. Algunas las descubrí más tarde, otras sigo sin descubrirlas. Hay quien piensa que soy el que más sabe de calles de la ciudad, pero la mayoría de los vigueses saben más que yo de alguna calle concreta, porque viven en ella, y hay mucho curioso que quiere saber el origen del nombre de su calle.
¿Qué supuso que tu trabajo y tu nombre saliera en los medios de comunicación?
La primera vez me impactó un poco, hoy en día ya estoy acostumbrado. Creo que lo sintió más mi entorno que yo, quizás por lo inesperado del tema. Y no solo es que salga tu nombre, es lo que supone. Lo que más ilusión me hizo fue dar una charla a los alumnos de quinto de primaria del Colegio Losada, 17 años después de pasar por esa misma clase. De todas formas, ya pasaron 8 años y nadie me dijo que se me subió la fama a la cabeza ni nada parecido, y eso es lo más importante. Sigo manteniendo mi esencia, pero creo que ahora soy mejor que en aquella época, que tenía veintipocos, y esa es una etapa de crecimiento.
¿Tuviste algún modelo para hacer el libro?
Sí, mi principal referente es Iván Sestay, una de las personas a las que más admiro. Si no fuera por él, miles de microtopónimos vigueses morirían en el olvido. Y su trabajo sobre la toponimia de Lavadores fue el libro que más me ha impactado, como lavadoreño que soy, descubrir los límites reales de mi parroquia y los nombres de las tierras fue un auténtico shock. Y si fuera de Coia me impactaría igual su trabajo sobre dicha parroquia, al igual que si fuera de Freixeiro o Sárdoma. Para mí es un investigador de referencia, que debería ser mucho más reconocido de lo que es. De hecho, el Concello de Cangas le otorgó un premio hace dos años. Y desde luego, poco me parece.
Hiciste un montón de trabajos, si por algo se te conoce es por tu trabajo sobre las calles de Vigo, pero hiciste otros 13 municipios, el trabajo de las placas, la historia de Vitrasa y un trabajo sobre las fuentes ¿De cuál te sientes más satisfecho?
De todos en general, para mí, el mejor fue el de la historia de Vitrasa, que me pasé horas y horas buceando en la hemeroteca del Faro de Vigo buscando información…y cualquier cosa que me interesara. Existen trabajos sobre los tranvías, pero ninguno sobre los autobuses. Y eso que llevamos 55 años moviéndonos en autobús. Además, me sirvió para darme cuenta que de verdad, la añoranza hacia el tranvía no se justifica, el autobús lo superó y hay que asimilarlo. Los trabajos de las placas y de las fuentes fueron muy divertidos, porque suponen mucho trabajo de campo y menos de escribrir. Los de las calles, son más de escribir e investigar que de trabajo de campo, aunque se hace, y no poco.
¿Te imaginas siendo alcalde de Vigo, o concejal?
En la situación actual no. La política actual es una degradación total y absoluta, para mí es el oficio más degradante que existe. Si es una política sana, sin sectarismos ridículos y más cercana a los intereses de los ciudadanos, podría ser. De hecho no voto a nadie. Aunque si viviera en Ourense votaría a Democracia Ourensana, porque representa mejor (por ahora) este tipo de política. Y la verdad, que un alcalde diga que no paga dinero público a los medios de comunicación para que hablen bien de él (cuando a él no le cuesta nada) y que te lo creas (solo hay que ver lo “bien” que hablan de él, especialmente La Región), es algo que hoy no se ve. Y desde luego, que sea capaz de intentar pactar con cualquiera, aunque considere que sea el demonio, es algo que se echa de menos.
Serías concejal de tráfico ¿No?
Probablemente, pero le exigiría a mi partido libertad total para hacer lo que necesite, y el mismo sueldo que estuviera cobrando de funcionario o en la empresa privada. Porque si soy un inútil al menos me puedo ir sin miedo a no caerme muerto o aferrarme al cargo por el sueldo. Y desde luego, me voy a negar a defender la cuadratura del círculo aunque me lo exija el partido. Y por supuesto, el dinero de los demás es sagrado y lo invierto como si fuera mío.
Dudo que alguien acepte tus condiciones…
Pues me quedo donde estoy, yo no necesito la política para nada. Y es más, no soporto a los politiquillos que desde adolescentes te van metiendo la basura que tienen en la cabeza a cada rato. Para mí es lo más patético que existe, sobre todo cuando lo hacen para buscar amigos o sentirse aceptado en un grupo.
¿Qué criterios seguirías para poner nombres a las calles?
Siempre el topónimo tradicional que ocupe ese lugar, y si no hay, se le puede dedicar a una persona, siempre y cuando cuente con las firmas del 2% del censo de la ciudad (poco menos de 6.000 personas). Aunque creo que soy partidario de un sistema mixto, poniendo nombres como “Praza de Abuíde, adicada a Eugenio Fadrique”. El oficial sería “Praza de Abuíde”, siendo el resto un complemento que aparecería en letra pequeña.
¿Qué cambios notaste en el transporte urbano desde que comenzaste tu andadura hasta hoy?
Para empezar, salvo dos buses articulados, ninguno de los autobuses que circulaban por la ciudad prestan servicio hoy. En mis tiempos no existían las app de los teléfonos, y al tiempo real se accedía a través de las pantallas (eran unas 100, aunque operativas eran menos, comencé en la época en la que comenzaron a aflorar) o mandando un SMS a un número corto, que costaba lo que te cobrara el operador. Las frecuencias eran fijas, al igual que los pasos, por lo que era más fácil aprenderse los horarios. Y, particularmente, en 2009, la puntualidad era baja, sobre todo por las obras que asolaban la ciudad. En algunos aspectos se ha mejorado, pero en otros estamos peor que antes, y hoy en día hay menos servicio que hace años, por la introducción de las frecuencias dinámicas, y el recorte en algunos servicios (aunque compensado por la creación de líneas como el 23, o el servicio al Álvaro Cunqueiro).
¿Y qué cambiarías?
Eso lo publicaré en un próximo trabajo.
Hasta 2018 no comenzaste tu andadura en los autobuses interurbanos ¿Qué te motivó a dar el salto
Dos cosas, la primera, en mayo tuve que usar un Ojea para ir a Ponteareas y descubrí que había gente que con una tarjeta pagaba más o menos el precio de un urbano. Pero el empujón más importante me lo dio el autor de Mistervigo, quien me enseñó las bondades de este tipo de rutas. En general es más caro, pero se aprende más, te mueves por más zonas, pruebas toda clase de autobuses, y muchas veces estrenas vehículos, y en resumen, suelen ser rutas de una gran calidad, más que dar vueltas por la ciudad (que está bien, tiene mucha más ciencia y con los transbordos es un auténtico desafío, que si lo superas, te llevas esa satisfacción).
¿Y por qué comenzaste a colaborar en Moovit?
Por necesidad, debido a los fallos que tenía esta aplicación en Vigo (hubo que ajustar todas las líneas para que coincidieran los horarios) y actualizarla (no os imaginais el trabajo que dio mover todas las líneas cuando se cortó la Puerta del Sol, o durante la pandemia, o con los nuevos horarios dinámicos, que casi hay que ir viaje a viaje. Y sobre todo, poner la información de los interurbanos. La mayoría de las líneas están en Moovit porque quise. Yo uso mucho la app, y es como una herramienta, que mucha gente utiliza también, y quiero que esté lo mejor posible.
Llegaste a ser embajador, pero ya no lo eres ¿Por qué?
Moovit es una empresa, y se está convirtiendo en un repositorio de agencias, con menos espacio para el trabajo colaborativo, y para evitar conflictos de intereses con esta página decidí tomar distancia. Sigo colaborando, pero ya no estoy implicado en algunos asuntos y no formo parte de la comunidad, aunque mantengo muy buena relación con los miembros de la provincia de A Coruña, como el autor de Bus Compostela, que es un miembro muy activo de Moovit, y sabe del transporte del entorno de Santiago tanto o más que yo de la zona de Vigo.
¿Y piensas volver a ser embajador?
Por ahora no, quizás si las circunstancias cambian pueda volver, pero por ahora me quedo donde estoy.
¿Qué sientes cuando ves a alguien usar Moovit en la zona de Vigo?
Nada en especial, ya me acostumbré. Incluso una vez vi a un conductor del H3 ver la ruta en Moovit antes de iniciar el viaje. Y por supuesto, las críticas a la app, aunque sean destructivas no me afectan en absoluto. Si algo está mal en cuanto puedo lo arreglo.
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