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Contexto

Durante décadas, el servicio de transporte de viajeros por Vincios dejó mucho que desear, y es que a pesar de que esta parroquia gondomareña, con 2.167 habitantes en la actualidad, limítrofe con Vigo, tuviera más población que el casco urbano de Gondomar (antes de la expansión urbanística asociada al bum inmobiliario) y un polígono industrial, y a pesar de tener una carretera que la atraviesa, apenas tenía autobuses que llevaran a Vigo, y a un precio más elevado que el Vitrasa.

Y desde la década de 1990, muchos vecinos piden una línea de Vitrasa que comunique la parroquia con la ciudad, además del polígono de A Pasaxe. Pero como estaba la empresa de García, y luego Melytour, pues como que si hacían eso, se pasarían el día de paseo por los juzgados, y como que da un poco de pereza.

Para coger el Vitrasa había que andar un kilómetro, o dos, o más, dependiendo de la zona, y coger el 7 o R7, en diciembre de 2002, con la fusión de estas dos líneas en el C7, los viajes que iban a Sobreira paraban cerca del polígono, ahorrando algo más de medio kilómetro.

La ampliación del 7

Con todo, A Fraga, una aldea de la parroquia de Vincios, apartada de la parroquia y cuyo acceso principal es por Vigo (por la Estrada de Zamáns) pedía que les acercaran el 7, porque les quedaba muy lejos. Y así fue, el 5 de noviembre de 2018, se modificó el recorrido de algunos viajes del 7 para que desde el Camiño do Pinal, fueran por el Camiño Antergo de Maquías, Estrada da Gándara, Estrada de Zamáns y Estrada de Valadares, por lo que tendrían una parada en la carretera, a la entrada de A Fraga.

La actuación del alcalde de Gondomar

Pero hete aquí que el alcalde de Gondomar, Paco Ferreira, fiel al estilo alcalde de pueblo, anunció a bombo y platillo que el Vitrasa llegaría a Vincios cada media hora dejando a los vecinos en la puerta de sus casas. Lo cual daba risa, porque ni llegaba a Vincios (no llegaba a entrar en Gondomar), ni era cada media hora (eran unos cuantos viajes al día) ni dejaba a los vecinos en la puerta de sus casas, teniendo en cuenta que fuera de las dos carreteras que atravesaban la parroquia, el resto de caminos eran intransitables. Y la prensa se hizo eco de ello, y algunos medios compraron las palabras del alcalde, por lo que muchos creyeron que el Vitrasa iba a llegar a Vincios. De hecho, recibió críticas por apropiarse de un logro de los vecinos, quienes pidieron la ampliación.

El fin de la historia

La ampliación duró una semana, cuando se eliminó de forma abrupta. Nunca se dio una excusa oficial, pero es entendible que el alcalde de Vigo, inmerso en una cruzada para impedir que los vecinos de fuera se beneficien de los descuentos de la Passvigo, no pueda permitir que nada menos que vecinos de fuera se puedan beneficiar del paso del Vitrasa por su zona. Y tras alguna pataleta del alcalde de Gondomar, la ampliación fugaz se convirtió en uno de los momentos más chuscos de la historia de Vitrasa. Y de ser cierto, estaríamos ante una actuación de un alcalde, como es el de Gondomar, que por su propio ego, revienta un logro conseguido por los vecinos a los que representa.

Y hoy, tras la reforma de la concesión por parte de la Xunta, pasan más autobuses por Vincios y a un precio similar a Vitrasa (1,55 en efectivo, 0,70 con TMG y 0,55 con la Multiviaxe de Lugove, en Vitrasa, 1,57 en efectivo y 0,53 con el bono normal), las reclamaciones de que el Vitrasa llegue a Vincios han perdido fuelle. Con todo, gracias a nuestros alcaldes, los vecinos de A Fraga siguen teniendo que andar más para subir a un Vitrasa.