Vigo360

Desde el 25 de noviembre de 2023, cuando, tras dos meses de paros parciales, se decidió pasar a la huelga indefinida, han sucedido muchas cosas, la mayoría de ellas, degradantes.

Y en los últimos días tenemos más muestras de ello. El domingo, con casi toda probabilidad, algún miembro de la Vitrasa oscura (la que hace que la imagen de los conductores de Vitrasa sea mala para algunos) pinchó las cuatro ruedas del coche de una conductora que no secunda la huelga. Un ataque deleznable, que desde aquí condeno con la máxima rotundidad, propio de un cobarde (porque pinchar ruedas y rayar coches es de cobardes) y deseo que pillen al responsable y asuma las consecuencias.

Además, el que ha hecho esto ha perjudicado a la huelga, porque no ha solucionado nada, ha sacado a la luz que hay gente que tiene que aparcar lejos por temor a represalias (como acusaba el alcalde en su programa de televisión) y va a conseguir que la pelea se distraiga en este tipo de cosas en vez de conseguir un convenio colectivo digno, que es de lo que se trata.

Con todo hay que poner las cosas en su contexto, en Vitrasa hay unos 350 trabajadores, y para pinchar las ruedas de un coche solo hace falta uno, que suele ser el típico que piensa que estar de huelga da carta blanca para hacer cualquier burrada, o para saltarse las normas más elementales de convivencia.

Además, Faro de Vigo, medio afin al alcalde, le ha hecho una entrevista donde se critica al comité de empresa, con comentarios, en mi opinión bastante discutibles, con comentarios que al no ser comprobables, tienen la credibilidad que cada uno le quiera dar, además de caer en algunas mentiras habituales.

Con todo, ella misma dice que la situación en Vitrasa es de guerra, y el diagnóstico es cierto, la empresa está en guerra, pero no por el comité, es por la dirección, que lleva desde hace años en una posición beligerante con los trabajadores, especialmente desde que comenzaron las movilizaciones, como hemos narrado en esta página.

Con todo, considero que el hecho de no secundar una huelga, aunque suponga que va a beneficiarse de las mejoras conseguidas sin haber perdido nada, no es motivo para publicar insultos y ataques personales en redes sociales y rumores sobre su pasado en otras empresas, actitudes que no hacen más que enturbiar el ambiente, convertir en conflicto en una batalla personal que no lleva a nada bueno, y que puede traer consecuencias, sobre todo, si acaba en denuncia. Y estos hechos provocan rechazo en la gente, por lo que posiblemente algunos dejen de apoyar la huelga por esto. Esto es como si en el fútbol, uno le hace una zancadilla a otro jugador, y éste se levanta y le da una patada. Ni lo primero está bien, ni lo segundo tampoco.

De hecho, la propia empresa ha sacado un comunicado al respecto, y desde el twitter de la huelga, se dice que el comité no coacciona a nadie… pero claro, fuera del comité habrá alguno que se dedique a torpedear la huelga con estas actitudes, probablemente algún frustrado que necesite sentirse superior ante alguien. Y sí, es cierto que no secundar una huelga supone beneficiarse de ella sin aportar nada, y aunque quisiera no podría renunciar a lo que se consigue porque los derechos laborales son irrenunciables, y así deben seguir siendo, y por otro lado, la huelga es un derecho, no un deber, y por lo tanto, cualquier trabajador puede no secundar la huelga y nadie es quien de impedírselo. Otra cosa es que luego nadie le dirija la palabra, pero eso ya es otro problema.

Por otra parte, las cerca de diez personas que no secundan la huelga no son un problema para la misma, así que pienso que deberían dejarlos en paz y centrarse en lo importante, que es conseguir el mejor convenio posible, y de paso, recuperar el servicio perdido desde 2019. De hecho, si nadie hubiera atacado el coche de esta conductora, no se habría montado todo este escándalo, que no ha servido para nada más que para perjudicar la huelga. Hasta podría ser una táctica de la empresa, porque desde luego, han conseguido lo que ellos querían.

Por otra parte, el alcalde ha vuelto a hacer el ridículo por partida triple. Uno, por el hecho de que la Universidad de Vigo se tenga que solucionar ella misma sus problemas para transportar a los alumnos al campus, destinando dos de sus autobuses para ello. Este hecho perjudica más a la empresa (le “roban” clientes) y al alcalde, que queda en evidencia una vez más, al tener que venir los demás a solucionar los problemas que él genera.

Otro, por la patética escena vista en el mitin del viernes, donde la delegada de UGT en Vitrasa, Rosa Martínez Pampillón, fue sacada a empujones del mitin después de que ella interrumpiera el acto para denunciar las condiciones de trabajo. La reacción fue lamentable y las imágenes hablan por sí mismas, que se hicieron virales.

Y otro, por un juez del TSXG, probablemente antivigués, dijera que en 2021 debió haber subido el precio del billete, porque aunque no se quiera computar el número de viajeros, el resto de conceptos de la fórmula hay que aplicarlos. La sentencia se puede recurrir al Supremo, y si le da la razón a la empresa, supondrá una indemnización adicional, en cuantía aún por determinar.

P.D: Advierto que todo comentario injurioso destinado a la conductora en cuestión no llegará a publicarse. El objetivo de los comentarios de esta página es que sea un espacio constructivo donde aportar datos y opiniones de forma civilizada, no convertirlo en un estercolero donde cada uno suelta su defecación. Además, quisiera recordar que, al decidir que comentarios se publican y cuales no, soy responsable de lo que se publique, y no tengo ganas de que me llegue un burofax amenazante a casa por algo que se haya escrito en los comentarios.