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Contexto

Desde 2020 la conflictividad en Vitrasa es su estado natural, primero por la escasez de medidas contra el covid, y posteriormente, por la caducidad del convenio colectivo. Esta situación devino en decenas de días de huelgas, paros parciales y manifestaciones.

El conflicto parecía (y parece) que no tenía solución, debido a la nula disposición de la empresa a negociar algo que no fuera una bajada importante del sueldo, justificándose en las pérdidas del covid. Intentó descolgarse del convenio, pero recibió una bofetada del árbitro, y otra del juez.

Y el 30 de abril era el día previo al 1 de mayo, un domingo de buen tiempo, previo a un día festivo, nada menos que el día de las reivindicaciones obreras. Un día en el que el centro de la ciudad iba a estar lleno de gente.

Los hechos

El bus 6480 iba haciendo la C3 por la calle Tomás Alonso, dirección Samil, sobre las 21:50, cuando un viajero grita que hay fuego. Y efectivamente, en la penúltima fila de asientos, hay un incendio. El conductor desaloja a los 9 pasajeros y apaga el fuego con el extintor.

Posteriormente el viajero sube a Castelao (por el Camiño da Raposa, presumiblemente) para coger el 4A, sobre las 22:15, que lo conducía su pareja.

Y al llegar a la principal parada de la red de transporte urbano, Urzáiz-Príncipe, el mismo viajero gritó que había fuego. La conductora desalojó el autobús y en pocos minutos, el fuego acabó con él.

El incendio, al producirse en pleno centro de la ciudad y al ser tan virulento, fue extraordinariamente llamativo y decenas de imágenes comenzaron a circular por internet.

Las consecuencias

A las pocas horas se publicó que el incendio fue provocado, al igual que el sucedido en Bouzas. Por lo que la policía abrió una investigación.

La conductora tuvo un ataque de ansiedad y fue felicitada públicamente por el alcalde. Pero a las tres semanas, tanto la conductora como su pareja, fueron detenidos, y él pasó varios meses en prisión provisional. La conductora además, fue despedida por los hechos.

Si bien, las acusaciones hacia la conductora era de complicidad con los hechos, en la actualidad, la acusación ha evolucionado hacia la cooperación necesaria, es decir, la misma pena que el autor material de los hechos. En la actualidad, ambos están procesados, es decir, van a ir a un juicio en el que habrá pruebas contra ellos y si no se demuestra que los hechos no sucedieron como dice la acusación, serán condenados.

Consecuencias para la causa

Si el objetivo de este acto era llamar la atención sobre el conflicto, desde luego lo ha conseguido, otra cosa es que sea a favor de los conductores:

• Para empezar, se ha puesto en cuestión la profesionalidad del personal de conducción, debido a que una persona es capaz de llegar al extremo de poner en peligro a muchísima gente (viajeros, viandantes, bomberos y vecinos del entorno - si el autobús pierde los frenos y baja Colón convertido en una bola de fuego, las consecuencias podrían ser catastróficas, y en 2022, un bombero murió en Santiago por esto mismo).

• Por otra parte, se ha puesto al comité de empresa en una situación difícil, porque la conductora estaba de número 3 en la candidatura de UGT (aunque solo salieron 2, cabría preguntarse si hubiera conseguido entrar si no hubieran sucedido estos hechos, y algunos potenciales votantes se pasaran a otra candidatura o no votaran). De hecho, estoy seguro que si hubiera algún muerto, se habría terminado la lucha por un mejor convenio o habría quedado herida de muerte.

• Por otra parte, se ha dado un arma arrojadiza a la empresa, al alcalde, su club de fans y los envidiosos que critican el “altísimo sueldo” de los conductores de Vitrasa. Con todo, como solamente se quemó un vehículo y no hubo daños personales, no fue muy utilizado.

Es decir, el incendio no solo no benefició a la causa, la ha perjudicado. De hecho, se puede ver que no se ha solucionado nada, y lo que se ha conseguido es que sus autores se arruinen la vida. Esto es un signo más de que la violencia es muy seductora, y hay que hacer un esfuerzo para no caer en sus garras, aunque quien la conoce, sabe a donde lleva y por eso no cae en sus garras.

Opinión personal

Lo que ha sucedido es sin duda, el acto de mayor gravedad jamás perpetrado por un empleado de Vitrasa en acto de servicio en su historia. No hay precedentes de un delito de tal magnitud en los 56 años de andadura de la empresa. Y pudo haber sido mucho peor.

Obviamente, estos hechos merecen mi más absoluta condena y espero que la de todo el personal de la empresa. Causar un incendio en un autobús en plena ruta con gente dentro, es un acto que para cualquier persona normal merece la más absoluta repulsa y todos aquellos que intervengan de cualquier forma en un acto de estas características deben ser condenados de manera ejemplar.

Si bien es cierto que la presunción de inocencia todavía tiene vigor, ya estamos hablando de que tienen pruebas, y sería algo extraordinario y prácticamente imposible que los hechos no fueran como se nos han contado, y en caso de ser así, estaríamos hablando de otro tipo de delitos. Y de hecho, casi nadie dudaba en serio que ellos no fueran los responsables.

Además, se han dicho declaraciones sobre el hecho de que se difundiera el nombre de esta persona y su cara era arruinarle la vida. Si bien es cierto que el argumento es entendible, el responsable de las consecuencias de los actos es quien los comete, no el que denuncia ni quien dice que fue esta persona.

Por otra parte, también el director de Vitrasa debería reflexionar sobre el hecho de que algo tan grave sucediese durante su mandato, y sobre el hecho de que varias decenas de empleados estén de baja por enfermedades psicológicas asociadas al trabajo. Quizás también sea más responsable de lo que parece.

Para terminar, no voy a condenar a esta pareja, bastante condena les va a caer y es de mala gente hacer leña del árbol caido. Pero sí voy a comentar una cosa, si en vez de prenderle fuego en ruta con gente dentro, lo hicieran en la cabecera de Muiños, sin nadie dentro, sería un delito bastante menor, seguramente esquivarían la cárcel (aunque el despido y la responsabilidad civil sería igual) y a lo mejor no les pillaban nunca, porque la cámara quedó destruida y no se pudo recuperar nada. Por lo que la ejecución ha sido nefasta en todos los sentidos y espero que a nadie se le ocurra perpetrar algo así.

Y como recordatorio, si bien considero que los trabajadores de Vitrasa tienen razón en sus reivindicaciones, y considero que la dirección de la empresa y el alcalde están teniendo una actitud más que deleznable, estoy en contra de la violencia y de las actitudes improcedentes que demuestran algunos que consideran que la huelga supone carta blanca para hacer lo que a uno le venga en gana. Afortunadamente, en Vitrasa estos elementos son muy pocos, y el comité de empresa los ha condenado.

P.D: La idea de llamar a esta trama como el caso 6806, en homenaje al autobús destruido, es idea mía, por ahora esta causa judicial no tiene este nombre.