Por qué Vigo no está integrado en el Plan de Transporte Metropolitano de Galicia
Daniel Antomil - 26/07/2023 (actualizado 30/07/2023)
Precedentes
La Xunta instauró, a partir de 2011, un plan de transporte metropolitano con la intención de favorecer los desplazamientos en transporte público entre las ciudades y los municipios colindantes. Y A Coruña fue la elegida para empezar, debido sobre todo a la importancia que tiene allí el transporte metropolitano. Al poco tiempo, se implementó en Ferrol y Santiago de Compostela, y más adelante, en Lugo.
En Pontevedra se ha intentado implantar, pero por ahora solamente se ha conseguido en el propio término municipal de Pontevedra. En Ourense también se ha intentado implantar, pero lleva años atascado, al igual que la concesión del transporte urbano, caducada desde 2015, y que el actual alcalde está empeñado en sacar adelante (y supongo que la nueva concesión ya vendrá preparada para el nuevo plan).
La excepción viguesa
Con varios tiras y aflojas, en 2014 se alcanzó un acuerdo para que el transporte metropolitano fuera una realidad en 2015. Vigo pagaría el 20% de los billetes que se expidieran con la tarjeta metropolitana en los autobuses de Vitrasa, con 250.000 euros de máximo y se podrían hacer transbordos entre el Vitrasa y los autobuses interurbanos, además de los barcos que comunican Vigo con Cangas y Moaña.
Pero el alcalde decidió posteriormente, que él estaba en contra de pagar nada a los vecinos de fuera, por lo que exigió a la Xunta que pagara íntegramente el billete. La Xunta se negó (como era lógico, si lo permitía, le estaría diciendo a los municipios que aceptaron pagar un 20% del billete que han hecho el tonto, porque aplicando técnicas de negociación duras se pueden obtener ventajas, e incluso puede ser motivo de impugnación de todo el plan). Y Vigo se quedó al margen del transporte metropolitano, al igual que Gondomar, por decisión de su alcalde (el anterior, que era del PP, cuya decisión fue muy criticada y que el alcalde actual, que es del PSOE, está intentando revertir sin éxito).
Dicha actitud no es nueva, en 2014, para ahorrar, se decidió exigir el certificado de empadronamiento para dar nuevas tarjetas verdes. Como los cartones tardan años en caducar, y las tarjetas no personalizadas podían ser usadas por cualquiera, apenas pasó nada. Pero la oposición del alcalde a pagar ni un céntimo a quien no esté censado en Vigo tuvo su máximo esplendor con la implantación de la nueva PassVigo, única tarjeta que permitía disfrutar de las bonificaciones del transporte público, y que solamente se entregaba a los empadronados en Vigo. La medida se implantó, con protestas en los municipios del entorno, especialmente en Redondela, y más particularmente, en Chapela.
La medida dio lugar a momentos bochornosos, protagonizados por los hinchas del alcalde, que llegaban a acusar de ladrones, chorizos y sinvergüenzas a los vecinos de Chapela, por beneficiarse de unos descuentos que pagaba Vigo. Hasta que un juez le dijo al alcalde que eso era ilegal.
Tras esto, y su correspondiente campaña de acusaciones contra la Xunta (aunque el propio juez le recuerda que hay normativas estatales y comunitarias que afirman que las pretensiones del alcalde no se ajustan a derecho), estableció unas nuevas tarjetas diferenciadas, de color blanco, y denominadas como “Tarxeta Verde” para cumplir con la sentencia y dar el bono ordinario a quien lo pida, como se hace en todas las ciudades de España. Y, salvo una campaña inicial de los hinchas del alcalde, buscando por los autobuses a quien usaba estas tarjetas para abuchearlos, el asunto murió en el mundo de los justos, y el alcalde ya ni lo menciona en sus programas televisivos.
Opinión
El sectarismo del alcalde con respecto a la Xunta tiene espectáculos esperpénticos como este, donde los vigueses son perjudicados claramente. Cabe recordar que el mismo convenio que él se ha negado a firmar ha sido ratificado por alcaldes de todos los colores políticos, incluso el suyo, y el alcalde de Gondomar, que es del PSOE, está buscando por todos los medios adherirse al transporte metropolitano.
Se puede argumentar que esos 250.000 euros son dinero que va a gente que no está censada en Vigo. Contra esto, cabe argumentar que cualquier vigués podría utilizar esta tarjeta para pagar el Vitrasa, y el 80% del billete lo pagaría la Xunta y se lo ahorraría el Concello. En A Coruña, Santiago, y en Lugo, conviven las tarjetas propias con las de la Xunta, y hay un número significativo de personas que pagan con la tarjeta de la Xunta. De hecho, para beneficiarse del transbordo con el autobús metropolitano, hay que pagar con dicha tarjeta.
Por lo que probablemente, la Xunta acabe asumiendo una parte de los 13 millones que en los buenos tiempos, el Concello paga a Vitrasa por los bonos. Todo esto sin contar, que todo aquel residente en los municipios del entorno que utiliza el transporte público para entrar en Vigo, es un coche menos que entra en la ciudad, por lo que mejora el tráfico y reduce la contaminación (además de no contribuir al cambio climático, que dicho sea de paso, se habla más de él como una religión que como una evidencia científica), objetivos supuestamente prioritarios.
Por lo tanto, aunque los hinchas disfracen esta medida como una defensa de Vigo, lo único que hace es perjudicar a la ciudad, además de ofrecer un espectáculo bochornoso y colaborar en el descrédito de nuestras instituciones. Y el día que Caballero deje de ser alcalde (que dejará, aunque sea por mera cuestión vital) o la Xunta deje de estar en manos del PP, Vigo entrará en el transporte metropolitano, o la nueva área única en la que está trabajando la Xunta.
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