Sobre el accidente del Lugove
Daniel Antomil - 08/02/2023
Apenas ha pasado un mes del accidente de Cerdedo-Cotobade, donde fallecieron siete personas, otro accidente, por suerte, de bastante menor entidad que el anterior, sucedió en Baiona.
Todo sucedió en el servicio que sale de Baiona hacia A Guarda a las 9:45. Es un servicio con un número reducido de usuarios, que lo utilizan para salir de Baiona hacia las parroquias de Oia o A Guarda, o por los vecinos de Oia que van hacia A Guarda para hacer sus recados. Por lo que normalmente se lleva un autobús de tamaño reducido.
De Baiona salían 3 viajeros, y al parecer, al intentar tomar la primera curva que hay en el kilómetro 22 de la carretera PO-550, la conductora no tomó la curva, salió recto, y atravesó la mediana, por lo que se despeñó por las rocas, y quedó apoyado sobre una roca, volcado, y en una posición inestable.
A diferencia de aquella nochebuena, era un día soleado, de esos en los que se disfrutan las vistas de la carretera, por lo que la causa más probable del accidente es que la conductora se viera deslumbrada por el reflejo del sol en el mar. Otra causa posible es un fallo mecánico en el vehículo.
De las cuatro personas que estaban en el vehículo, dos salieron por su propio pie, mientras que la conductora y otra viajera, tuvieron que ser excarcelados por los servicios de emergencia. Los cuatro resultaron heridos de diversa consideración, sin que en ningún caso se tema por la vida de ninguno.
El vehículo siniestrado es un Otokar Navigo, numerado como 1854 y traído de Francia, de una concesión que Vectalia tenía en los Pirineos franceses, por lo que el vehículo tenía cartelería en francés. El vehículo tenía 3 años de antigüedad, y es un modelo que se sigue fabricando en la actualidad. Tiene capacidad para 33 viajeros sentados y 6 de pie, y sus reducidas dimensiones lo hacen adecuado para líneas con un número de viajeros respetable y con necesidad de circular por vías de reducido tamaño. Lugove tiene unos cuantos vehículos de este modelo que utilizan para líneas escolares y servicios con cifras de viajeros relativamente reducidos.
La verdad, es que ha sido una suerte que el autocar no hubiera rodado hacia el mar, porque en este caso, las consecuencias podrían haber sido fatales. Cabría preguntarse si en el caso de que el modelo que hiciera este servicio fuera otro (una Mercedes Sprinter, un Otokar Ulyso o un vehículo grande) las consecuencias no habrían sido otras y el vehículo no fuera detenido por las rocas.
Por lo pronto, se ha quedado en un susto para sus ocupantes, una anécdota más que contar en el mejor de los casos. Por otra parte, habrá que preguntarse si el vehículo podrá ser reparado, o si en este caso, compensa la reparación. Desde luego habrá que hacerle una reconstrucción de su carrocería y varias partes mecánicas que se hayan visto afectadas por el accidente, al ser un vehículo relativamente nuevo, su valor no se ha depreciado mucho, por lo que igual al cabo de unos meses, el Lugove 1854 vuelve a salir a la calle.
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