Sobre la bajada de sueldo a los conductores de Vitrasa
Daniel Antomil - 14/07/2022 (actualizado 26/11/2023)
Precedentes
De todos es sabido (incluso por partidos políticos populistas y medios de comunicación serviles) que Vitrasa no está pasando por sus mejores momentos.
Aunque no son ni de lejos los peores momentos (véase los primeros años 80, en nuestro trabajo sobre la historia de Vitrasa), sí que la filial de ADO en Vigo no es capaz de cuadrar las cuentas. Y seguramente, la central está buscando la forma de no cerrar en números rojos.
La bajada de sueldo
Descartando la opción de vender autobuses y despedir a empleados, debido a que hay un contrato que cumplir, lo más obvio es bajar los gastos. Y se han dado cuenta de que los empleados de Vitrasa, y especialmente sus conductores, cobran por encima del convenio colectivo. Y por lo tanto, gracias a las reformas laborales de 2010 y 2012, se puede iniciar un procedimiento de descuelgue del convenio colectivo, no solamente en lo relativo a sueldos, también en lo relativo a jornadas y demás condiciones.
En el caso de Vitrasa, la rebaja era del 30% en 2022 y un 14% en 2023, además de la eliminación del uniforme de invierno de 2022.
La empresa hizo una estimación al alza, puesto que la oferta se quedó en un 25% en 2022 y la reposición del uniforme de invierno.
Obviamente, los empleados anunciaron que en el momento en el que se bajarán los sueldos, se iniciaría una huelga indefinida. Cabe destacar que el sueldo más elevado se justifica por la mayor dificultad del trabajo a realizar, no es lo mismo conducir por una carretera, con descanso regulado por tacógrafo, que en una ciudad, donde la conducción es más complicada y con menos tiempo para descansar.
El arbitraje
El descuelgue fue llevado a arbitraje, y la resolución fue demoledora contra la empresa. Además, da luz sobre unos aspectos sobre la crisis de Vitrasa que pasamos a destacar:
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La empresa se reservó el derecho de solicitar compensaciones al ayuntamiento si se rompía el equilibrio económico-financiero de la concesión, como así sucedió.
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El Concello, fiel a su tradición, se negó a pagar unas indemnizaciones para tapar los agujeros, obligando a la empresa a presentar un contencioso-administrativo.
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El juicio tarda en llegar, y la empresa, para no esperar más, decidió descolgarse del convenio aduciendo unas pérdidas que podrían taparse si el contencioso resulta a su favor.
Opinión personal
El resultado del arbitraje afirma que las pérdidas son reales, pero las predicciones no, porque la subida de precios de los combustibles animará a más gente en utilizar el transporte público. Aunque también subirá los gastos de explotación, a lo mejor más que la presunta subida de viajeros. También se alude al fondo de maniobra de la empresa (38 millones de euros, la diferencia entre el activo corriente y el pasivo corriente, lo que revela que la empresa sigue teniendo capital para funcionar).
Pero estos son detalles (discutibles) que no ensombrece el tema principal, y es que es impresentable que se anuncie un descuelgue del convenio colectivo a raíz de unas pérdidas que están reclamadas a través de un contencioso. Y lo que es peor, la imagen de la empresa, hacia el público, y sobre todo, hacia sus empleados (que son la base de la compañía), ha quedado gravemente dañada, y costará mucho recuperarse de esto. Y lo que es peor, anuncian un recurso al fallo del arbitraje lo que sólo servirá para agravar los problemas de la empresa.
La solución sería pedir disculpas públicamente, prometer que no volverá a suceder algo así y enterrar el asunto (y no sería la primera gran marca que pide disculpas). Al menos sería una cura de humildad, y un intento de lavar la cara. Y es decepcionante que un grupo como Avanza no crea en la Responsabilidad Social Corporativa, porque tales actuaciones sólo pueden obedecer a la presión por obtener beneficios a toda costa, y la historia nos enseña que esa táctica no suele acabar bien.
Por otra parte, alguien del Concello debería explicar por qué no se ha ejecutado el pago de las indemnizaciones (aunque se diga que es por discrepancias en las cantidades). Y sobre todo, Vitrasa debe tener una política de comunicación más transparente. No es presentable que se deje la comunicación en manos de políticos populistas y medios de comunicación que lanzan bulos sin contrastar y chismes como noticias ciertas.
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