Vigo360

Hoy en día la opinión generalizada es que los tranvías deberían volver a Vigo. Lo dicen ciertos partidos políticos, y la patronal de las constructoras, quizás para llevarse el dinero de las obras. Por supuesto, siempre se alude a la corrupción del alcalde Portanet y a la adjudicación a Vitrasa del servicio público de autobuses.

En mi trabajo sobre la historia de Vitrasa se expone como hipótesis principal que los tranvías no los quería nadie, ni la propia compañía del tranvía, que planeaba sustituirlos por autobuses incluso antes de finalizar la concesión, en 1975. Y a veces, la electricidad fallaba, los tranvías se quedaban tirados y en días concretos no podían circular.

Y además, eran muy lentos. Se decía que entre el centro y la fábrica de Álvarez se tardaban 35 minutos en tranvía y 15 en autobús. Por eso, al alcalde Portanet se le metió en la cabeza el acabar con ellos antes de acabar la concesión, en 1975. Durante 1968 se implantaron las líneas de autobuses, tanto urbanas como interurbanas (ATSA se hizo cargo de la línea a Baiona) y el 31 de diciembre de 1968, los tranvías dijeron adiós para siempre.

Y nada más acabar con ellos, nació la nostalgia por los tranvías. Aunque no fueran buenos, fueron parte del paisaje y del sentir de los vigueses. Quizás si desaparecen los autobuses, habrá quien los eche de menos.

Y lo cierto es que esa nostalgia llegó a día de hoy. Las ciudades españolas se deshicieron de los tranvías, hasta que en 1975 desapareció el último.

Pero a partir de 1994 se comenzó a recuperar el tranvía para transporte de viajeros. En otras ocasiones, el tranvía se utiliza como elemento turístico, para dar una vuelta por una zona de la ciudad.

Y en ocasiones, uno se pregunta ¿Y es posible que vuelva a Vigo?

Para empezar, los concursantes para el transporte urbano de Vigo en la licitación de 1994 tuvieron que presentar un proyecto de línea de tranvía, porque estaba planificada su vuelta. Y Vitrasa presentó un proyecto de línea entre Coia y Teis, pasando por el bulevar de la Gran Vía, que desaparecería.

Pero al ver el precio para ponerlo en marcha, el alcalde, Carlos González Príncipe, decidió que el tranvía era extremadamente caro y sin viabilidad económica, y por lo tanto, no volverá, por ahora.

Y ese es el principal problema, y no es otro que el alto precio que supondría poner en marcha una línea del tranvía. Suponiendo que las calles estén preparadas para acoger el tranvía, y el uso que tendría, que

De hecho, una línea interesante podría ser de la Plaza de España a Samil, pensada para el verano, pero una línea tan estacional dudo que fuera factible.

Personalmente, creo que una línea del tranvía no hace falta en Vigo, sería un gasto superfluo y no justificaría el gasto que supondría. Ecológicamente, los autobuses de hoy en día, especialmente los eléctricos, apenas dejan huella de carbono, y no es necesario levantar media ciudad para montar las líneas (y eso también contamina, por cierto). Y respecto a los nostálgicos, los tranvías actuales no tienen nada que ver con los que circularon por Vigo, así que creo que lo mejor será quedarse con el recuerdo de aquel medio de transporte. El autor de estas líneas también viajó en modelos de autobuses que ya no circulan, y tengo que asumir que esos tiempos ya no volverán. Solamente hay que disfrutar el presente, y disfrutar de los recuerdos de otros tiempos.

(Ver el trabajo sobre la historia de Vitrasa para más información)