Vigo360

En el artículo anterior, que habla de los recortes de las líneas de Vitrasa, quedó pendiente tratar el PMR. Consideramos que este servicio tiene la suficiente enjundia como para realizar un artículo propio, para contar su historia.

Precedentes

Hasta 1995, subir al autobús con una silla de ruedas era misión imposible. Un mínimo de tres escalones impedían su subida, y dentro, era complicado encontrar un sitio que pudiera ser utilizado con ese fin. Por lo que se daba por descontado que la gente que iba en silla de ruedas no podía subir al bus.

Fue en ese año cuando comenzaron a llegar los primeros autobuses de plataforma baja, que permitían la subida de sillas de ruedas, aunque no llevaban rampa, por lo que era necesario llevar acompañante, por lo que se impedía el uso autónomo del transporte público por parte de la gente en silla de ruedas, además de que solamente podían subir en este tipo de autobuses, que no eran muchos.

Por esta razón, se decidió crear un servicio aparte para los PMR.

El servicio PMR

Este servicio se comenzó a prestar el 16 de mayo de 1997, y se prestaba con un microbús, un Renault PP 180 PMR numerado como 244. Este vehículo contaba con un portón trasero, del que se desplegaba una rampa y subía la silla de ruedas. Se trataba de un servicio a demanda, se solicitaba el día anterior, y se comunicaba el desplazamiento que se iba a realizar.

El 24 de agosto de 2006, se anunció la compra de un segundo autobús de estas características, un Iveco A65C16, numerado como 590, y que conviviría con el anterior.

Con todo, generalmente solo salía el Iveco, y el Renault aparecía en contadas ocasiones, hasta que en 2009 (cuando cumplía 12 años) lo dejé de ver.

Este servicio estaba garantizado, puesto que si por alguna razón, el Iveco no estaba disponible, se utilizaba un bus normal de Vitrasa, con rótulo RESERVADO.

Según los datos del informe Provigo, del año 2008, este servicio lo utilizaron 5.702 personas.

Su decadencia

En diciembre de 2004, llegaron 12 nuevos vehículos, que incorporaban rampa para sillas de ruedas, pero era manual, por lo que el acompañante tenía que pedir al conductor una llave para abrirla. Al personal de conducción le estaba prohibido abandonar el puesto, también para abrir la rampa. A partir de diciembre de 2005, todos los autobuses que llegaban, venían con una rampa automática que permitía que una persona en silla de ruedas subiera al autobús, de forma totalmente autónoma.

Pero estas rampas eran muy delicadas, y una fuente constante de problemas. Muchas veces no se abría, otras se quedaba atascada, imposibilitando que el autobús prosiguiera la marcha si el conductor no era capaz de hacer que se volviera a meter dentro. Todo conductor sabía que si tenía que sacar la rampa, había muchas posibilidades de que el autobús se quedara ahí. Esto sucedía por la cantidad de sensores que tienen estas rampas, que son muy delicados, y que hacen que a la mínima, se bloqueen. De hecho, en ocasiones, si se sabía que había una persona en silla de ruedas que utilizaba un servicio concreto, se traían autobuses de los últimos modelos, para asegurar que el viajero no se queda en tierra, como sucedió con un estudiante del IES de Chapela.

A partir de 2011, comenzaron a venir integradas en el chasis, lo que eliminó muchos problemas. Ahora, las rampas funcionan bien, y las incidencias son escasas.

A partir de septiembre de 2016, todos los autobuses contaban con rampa, y desde 2017, es automática en todos los modelos, por lo que el servicio PMR quedó como complementario, pero se siguió prestando con normalidad.

Hasta que un día indeterminado de 2022, el servicio desapareció de la página web, y en un acto de un patetismo extremo, habituales desde que llegó el último director a esta empresa, la noticia de la presentación del último bus, del 24 de agosto de 2006, fue borrada del histórico de noticias de Vitrasa, como un intento de ocultar la historia de este servicio. Por suerte, y gracias a la existencia de Internet Archive y páginas como esta, podemos recuperar la historia de un servicio, de muy pocos usuarios, pero muy necesario para los mismos.

Comentario final

Es evidente que este servicio no tiene rentabilidad económica, puesto que el número de viajeros es muy escaso para los kilómetros que hace, pero es muy útil para los discapacitados, y especialmente para la integración social de dichas personas, para que puedan realizar su vida sin depender de nadie, por lo que su retirada es una falta grave de respeto y consideración hacia este tipo de personas, además de una muestra de la degradación del servicio de transporte urbano, que solo sirve si da dinero, tirando a la basura el fin social del mismo.

Supuestamente, se va a comprar un nuevo autobús para este servicio, pero viendo que se está haciendo como si este servicio nunca hubiera existido, no me creeré su vuelta hasta que lo vea.

El Concello, por su parte, sigue publicitando el servicio, pero es evidente que, tratándose de un servicio cuya financiación debe partir del Concello, pues blanco y en botella. Y aunque lo financiara Vitrasa, se supone que las empresas hacen este tipo de políticas por el bien común y para hacerse publicidad para decir lo buenos que somos que nos preocupamos de los pobres. RSC, le llamaban.