Vigo360

Durante el estado de alarma, en España se decretó un confinamiento que obligó a los españoles a quedarse en casa salvo lo imprescindible, bajo multa de 600€ (que el Gobierno tuvo que devolver, porque aplicaron normas de estado de excepción - con más control parlamentario y duración máxima de 60 días - además de que no se les ocurrió otra idea que tramitarlas como una desobediencia a la autoridad, para lo cual, primero tiene que haber orden directa de un agente).

Durante este tiempo, el servicio estuvo reducido al 50%, pero con un 9% de ocupación respecto a un día normal. Esto fue compensado por el Gobierno con 5,8 millones de euros.

Pero la resaca de la pandemia siguió. Mientras se anunciaba la prórroga del estado de alarma, las medidas anticovid (cierre de bares, prohibición de reuniones con no convivientes, cierre de centros comerciales los fines de semana y los establecimientos a media tarde…) unido a la implantación del teletrabajo, el aumento del desempleo y la eliminación de las fiestas donde se aglomeraba la gente, ocasionó que la demanda no fuera la misma.

Si unimos que cuando la demanda se comenzó a recuperar estalló la guerra de Ucrania, aumentando considerablemente el precio del combustible que beben los autobuses, es obvio que la situación iba a ser complicada.

Pero estamos en 2023, el precio del combustible se ha moderado mucho, viajar con un bonobus nunca fue más barato gracias a las ayudas del Gobierno, y los autobuses están de huelga, lo que implica una mayor rentabilidad del servicio. Pero Vitrasa sigue perdiendo dinero, y cada vez más.

Nos tratan como imbéciles

Las declaraciones oficiales de las empresas y políticos no suelen decir la verdad en muchas ocasiones, sobre todo cuando la verdad es inconfesable. Y el director de Vitrasa le ha echado la culpa a todo salvo a él. No solo eso, ¡Es que con todo a favor, las pérdidas van a más!. De hecho, según publica La Voz de Galicia, el dinero ingresado por los billetes vendidos es 1,4 millones de euros menos que el año pasado. Pero lo que no dice es la infinidad de kilómetros realizados de menos debido a las huelgas y los paros parciales (sin cuantificar, pero si normalmente se hacen 7 millones de kilómetros anuales, ahora estaremos en una cifra que iría entre 5 y 6 millones), lo cual no deja de ser un balance relativamente positivo.

Pero hay una sorpresa más, resulta que Vitrasa se presenta como una UTE con empresas del mismo grupo para una concesión del Baix Llobregat, en la provincia de Barcelona. Esta forma de actuar es muy sospechosa, y es la misma táctica que utiliza Monbus en Galicia para saltarse los límites de concesiones que se puede llevar una empresa (si os fijais, se utilizan nombres de empresas absorbidas como Castromil, Transportes La Unión, Hispano Igualadina… o UTEs con convidados de piedra, donde es imposible ver un autobús que no sea de Monbus). Sospecho que esta operación de Avanza en Cataluña tiene este mismo fin, pero no lo puedo corroborar… por ahora.

Y la UTE de Avanza consigue la concesión. Y desde entonces, Vitrasa tiene dos sedes, en Vigo y en Cataluña, que nada tienen que ver la una con otra, y donde los gastos están mezclados de tal forma que es imposible saber de quien es cada gasto. Por esa razón, nadie sabe las pérdidas reales de Vitrasa en Vigo, porque están ocultas, lo cual sería motivo suficiente para negar cualquier tipo de compensación por pérdidas por parte del Concello, porque si no se saben las pérdidas reales ¿Qué se puede compensar? y sobre todo ¿Qué se quiere ocultar?.

Os puedo asegurar que la gente que dirige los departamentos de contabilidad de las multinacionales no es tonta, y han estudiado una cosa que se estudia en las universidades privadas y es la ingeniería contable, es decir, manipular unas cuentas, para aparentar unos beneficios o unas pérdidas que no existen. Igual el actual director de Vitrasa estudió esto en el grado de Administración y Dirección de Empresas, aunque habiendo estudiado en una universidad pública, como es la Universidad de Oviedo, igual no se lo enseñaron. Pero seguro que la cúpula del departamento financiero de ADO lo sabe y lo aplica cuando le conviene.

Una forma sencilla de maquillar las cuentas

Pero los técnicos superiores estudiamos cosas más sencillas, y sabemos un truco para engordar o adelgazar las cuentas de resultados, y es utilizar bien los periodos de amortización.

Cuando una empresa compra un inmovilizado (un local, vehículo, ordenadores, muebles…), aunque lo pague al contado, no tiene que registrar el gasto en el momento, lo que hace es dividirlo durante un número de años. Pero no tiene por qué ser lineal, puede ser mediante dígitos crecientes o decrecientes (se amortiza más rápido al principio o al final) o por uso (por ejemplo, se puede establecer una amortización de un vehículo a 1 millón de kilómetros y calcularla en base al número de kilómetros hechos realmente al vehículo). Las amortizaciones pueden ser totales (cuando se amortiza el bien vale 0€ contablemente, se puede seguir usando, pero si se rompe no hay pérdida, y si se vende, lo que se saque es un beneficio) o dejando un valor residual (lo que vale cuando se amortiza).

En el caso de Vitrasa, sabemos que los Iveco Citelis de 2010 (de 6539 a 6558) costaron 4.486.040€. Vamos a suponer que se amortizan a 12 años de forma lineal (lo que marca la concesión) y no se les deja valor residual. En este caso, cada año habría que declarar como pérdidas por amortización de estos vehículos un total de 4486040/12=373836,67€ cada año.

Ahora, vamos a suponer que se deja un valor residual de 10.000€, que se estima que valdrán 12 años después, cuando se vendan, entonces, le restamos el valor residual al valor total (4486040-(10000x20)) = 4286040€, y ese valor lo dividimos entre los 12 ejercicios, entonces tendremos unas pérdidas anuales de 357170€. Cabe destacar que si se venden por más de 10.000 euros, lo que se saque de más es un beneficio, si se venden por menos es una pérdida y si acaban en el desguace los 200.000€ se imputan a pérdidas.

Pero para crear pérdidas, decidimos que los vehículos se amortizan en 6 años, entonces 4486040/6 = 747673,33€ de pérdidas anuales. Es decir, podemos declarar menos beneficio o pérdida con este truco.

Las amortizaciones se inventaron para evitar que una empresa caiga en números rojos cuando realiza un elevado número de inversiones (es decir, bienes que van a durar más de un año en la empresa). Si no, podría darse el caso de que una empresa, cuando decide invertir mucho dinero en un nuevo edificio, vehículos, muebles… quede con un agujero en las cuentas tan bestia que acabe quebrando y disolviéndose sin razón real. Por eso las pérdidas se dividen entre el número de años, y esas pérdidas hay que compensarlas con ingresos, que en la mayoría de los casos se producen por el propio bien que se está amortizando. Todos los que han estudiado conmigo el ciclo coinciden en que este tema es el más difícil, porque no estamos hablando de gastos e ingresos reales, estamos hablando de fantasmas, cosas que no se ven y que puede complicarse mucho el cálculo.

Por esta razón, Vitrasa puede perfectamente crear pérdidas artificiales a costa de amortizar los autobuses más rápido, para pedirle dinero al Concello y tener excusas para bajar el sueldo a los empleados o no negociar un nuevo convenio. Pero esta táctica tiene fecha de caducidad, y es que cuando se amorticen los vehículos, ya no se puede imputar pérdidas por ese concepto, lo cual les puede dar unos beneficios irreales, con los problemas que eso conlleva, como pagar más por el impuesto de sociedades.