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Autobús de Vitrasa en la Plaza de América
Autobús de Vitrasa en la Plaza de América

Vitrasa y sus problemas con los trabajadores

Daniel Antomil - 11/10/2022 (actualizado 12/10/2022)

Precedentes

La crisis del COVID ha dejado a Vitrasa sumida en graves problemas económicos, con unas pérdidas estimadas en 15 millones de euros. Para más inri, la inflación y el aumento del precio de los combustibles ocasionarán más pérdidas durante los años siguientes.

La prórroga del contrato de Vitrasa, recientemente legalizada por el TSXG, va a ser un problema en este aspecto, porque en las circunstancias actuales, un sistema en el cual la concesionaria se asegura 20 millones de viajeros y sus gastos de explotación tienen que financiarse con el dinero obtenido por la venta de billetes, es inviable y lo más probable es que nunca más se pueda sostener un sistema así.

Es decir, estamos en un escenario de pérdidas pasadas y futuras, pero que están reclamadas al Concello mediante los tribunales, y mientras éstos no resuelvan, el balance de situación da números rojos.

¿Los vitraseros cobran mucho?

Si los comparamos con el resto de conductores de autobuses, sí, cobran mucho. Según el convenio colectivo del transporte de viajeros por carretera de la provincia de Pontevedra, el sueldo mínimo de un conductor tiene que ser de 31,54€ día. Esto equivale a 946,20€ mensuales, menos del SMI actual, por lo que legalmente se pueden contratar a conductores y pagarles el SMI.

Un conductor de Vitrasa cobra 51,52€ por día, más 6,75€ de quebrantamiento de moneda (dinero del que se descuentan los errores que cometan al dar mal el cambio cuando venden billetes), una bolsa de vacaciones de 378,88€, un plus de vacaciones de 11,28€ y por cada bienio y quinquenio se cobran 1,53€ y 3,05€ diarios, y un plus de transporte de 6,75€. Y además cobran cuatro pagas extra de 1.293,38€ cada una.

Por lo que un conductor cobrará como mínimo 1.950,60€, sumándole las pagas extra. Suponiendo que las tablas son en bruto, estamos hablando de 1.571,54€ netos, suponiendo que el contrato sea temporal, aunque la diferencia es muy escasa.

Pero obviamente, el trabajo a desarrollar en Vitrasa es mucho más complicado que en el resto de empresas. Hay que entender que el trabajo se desarrolla en ciudad, con paradas continuas, tráfico, viajeros, y jornadas que pueden llegar a las 10 horas sin casi descanso y teniendo que estar permanentemente alerta. Los turnos suponen entrar entre las 5 y las 8 de la mañana y salir entre las 21 y 24 horas, realizándose los cambios sobre las 14:00 horas.

Nada que ver con una empresa donde el trabajo se desarrolla en su mayor parte por carretera, donde se puede circular de forma mucho más relajada, parando mucho menos y sin tener que estar alerta de forma permanente. Además, como se regulan por tacógrafo, no se pueden estar más de 4 horas y media seguidas sin un descanso de 45 minutos. Aunque como la jornada máxima es de 9 horas, esto supone 11 horas como mínimo de tiempo de “trabajo”.

Por lo que el dinero que cobran de más está plenamente justificado, por la dinámica del trabajo a realizar, y el principal atractivo que tiene Vitrasa para captar trabajadores.

En Vigo muchos hablan mal de los vitraseros, y es obvio que hay algunos que dan mala fama a la profesión, pero son excepciones, no son la norma. Y para darse cuenta de la alta calidad del personal de conducción de Vitrasa hay que viajar con frecuencia con otras empresas, donde los conductores desagradables son más abundantes en proporción. Por algo se supone que Vitrasa es la élite en todos o en casi todos los aspectos.

La nueva dirección

Desde enero de 2021, Carlos González Lozano es el nuevo director de Vitrasa. Licenciado en Administración y Dirección de Empresas, estuvo durante 13 años al frente del Consorcio de Asturias, cargo que dejó para dirigir Vitrasa.

Y este nuevo director está empeñado en hacer cuadrar las cuentas a toda costa, y una de las principales medidas es recortar el sueldo a los conductores de Vitrasa.

En marzo, intentó aplicar un descuelgue salarial, que fue rechazado de plano por el arbitraje. Se anunció un recurso, pero como no tiene la menor posibilidad de prosperar, se ha cambiado de estrategia, y es proponer un nuevo convenio con unos salarios recortados.

Los paros

Y por esta razón estamos de huelga de nuevo. En esta ocasión la huelga es de una hora por cada turno de trabajo, y que acapara a todos los trabajadores, también a los de taller y oficinas. Y será la cuarta huelga en dos años, con dos amenazas más que se quedaron en nada.

Conclusiones

  • Vitrasa corre un grave riesgo acometiendo esta bajada de sueldos, es posible que muchos conductores abandonen la empresa, y otros se lo piensen dos veces antes de ingresar aquí. Si el trabajo es más duro y el sueldo es el mismo o solamente un poco superior, basta con que una empresa ofrezca un contrato fijo para que ir a Vitrasa no sea una opción para muchos futuros conductores.

  • Derivado de lo anterior, la profesión de conductor de autobús atrae poco a las nuevas generaciones, y ya no son muchos los que quieren trabajar de busero. Si no se produce la renovación de personal que necesita Vitrasa por el empeoramiento de las condiciones de trabajo, no existirán conductores suficientes para cubrir todos los servicios, lo que ocasionará recortes.

  • Vitrasa nunca ha sido una empresa con una imagen simpática. Esto es normal en el sector, los viajeros son muy exigentes, siempre tienen prisa, quieren llegar cuanto antes, no soportan esperar al bus y le echarán la culpa de todo, en primera instancia al conductor, y después a la empresa. Pero la degradación que se está produciendo de la imagen de la empresa es alarmante. Atendiendo a lo que se comenta en los medios, estamos ante una empresa despiadada, que abusa de sus trabajadores y que roba a los vigueses mientras se ríe de ellos en su cara. Y Vitrasa calla ante estas acusaciones.

  • La política de comunicación de Vitrasa es la típica de cualquier empresa, sobre todo de las grandes, siempre se habla con eufemismos, se intenta tapar con buenas palabras cualquier cosa que suceda, y si no hay nada bueno que decir, se calla. Y creo que una política de comunicación más transparente ayudaría mucho a mitigar la mala imagen que tiene. Ver a una empresa pedir disculpas por una situación desafortunada no es frecuente, pero es una cura de humildad y mejora la imagen de la empresa.

  • Tampoco es de recibo que Vitrasa y su comité de empresa parezcan estar en dos mundos distintos, cuando hace años no era así. Es obvio que el comité de empresa tiene que defender a los trabajadores a los cuales representa, y creo que hacen su trabajo correctamente. Nadie en su sano juicio firma un descuelgue salarial en estas condiciones, y tampoco negocia un convenio a la baja. Y sé que varios de los que están (y estuvieron) en el comité de empresa no son en absoluto enemigos de la misma, al contrario.

  • Por supuesto, soy consciente que una persona con la formación y experiencia del director de Vitrasa sabe que lo que digo es cierto, o al menos es razonable. Y existe el rumor por la empresa de que Avanza está presionando al director para cerrar este ejercicio con beneficios, sea como sea. Es obvio que las empresas deben dar beneficios, nadie en su sano juicio mantiene un negocio a pérdidas. Pero hay que mirar más allá, hay que ver si la justicia obliga al Concello a pagar varios millones a la empresa, y hay que ver si este es el momento de realizar inversiones para mejorar el servicio y hacerlo más atractivo. Y sería decepcionante que esta situación se prolongue durante años, que las huelgas sean una constante, que muchos conductores trabajen peor a propósito o se vayan de la empresa, que los puestos de trabajo que ofrezcan se queden vacantes, y que el servicio pierda frecuencias, viajeros, más frecuencias, más viajeros… hasta que alguien ponga fin a este ciclo.

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