Vigo360

Una de las preguntas que alguno se debe de hacer, sobre todo cuando no conoce a fondo los problemas de éste es el por qué la gente no utiliza el transporte público para todos sus desplazamientos. Con las ventajas como ser más barato que el coche, o no tener que preocuparse de aparcar, mucha gente (entre la que me incluyo) prefiere utilizar su vehículo particular en lugar del autobús o tren para desplazarse en su día a día.

Desconfianza

Transbordos arriesgados en tiempo, líneas en las que el retraso es la norma, buses que no aparecen… Algo que podría ser tan sencillo como ir a un sitio a una hora específica y tomar un bus que te lleva a otro lugar puede convertirse en un auténtico deporte de riesgo.

Si viajas por diversión, tener un plan B es una muy buena idea, por si la idea inicial falla (no puedes hacer un transbordo, un bus no aparece…), pero si dependes del bus para ir a clase o el trabajo, que falle el plan inicial significa llegar tarde, con las consecuencias que pueda tener eso.

«Pues sal más temprano» dirá alguno, pensando que el tiempo es infinito y no es valioso para la gente. Pero nada más lejos de la realidad, el tiempo es algo valioso y escaso en muchos casos, con lo que salir dos horas antes de tu casa para ir al trabajo sin miedo a llegar tarde no es una opción.

Poco o mal servicio

Los domingos salen del aeropuerto de Vigo tres vuelos temprano por la mañana: 8:40 y 9:20 a Madrid, y otro a las 9:20 a Barcelona; los cuales llegan unos 40 minutos antes a esta ciudad. ¿A qué hora es el primer autobús urbano que llega al aeropuerto? Bueno, a las 8:41 sale de Castrelos, 33 y llega a la terminal a las 9:21 (según el horario). Es decir, toda la gente que viaje en esos vuelos no puede utilizar el autobús, porque no hay servicio.

Pongo mi caso personal: desde la zona donde vivo hasta mi centro de estudios tardo unos 40-45 minutos en llegar, sin contar con el retraso habitual de la línea, especialmente a esas horas. Con lo que si quiero estar a una hora ahí, tengo que salir aproximadamente una hora antes, pero gracias a lo bien que están los horarios, me implica tener que llegar media hora antes a mi destino y esperar, porque con el siguiente viaje llego demasiado justo de tiempo, o tarde.

Podría usar otras líneas transbordando, pero son transbordos algo ajustados, que en hora punta son totalmente irrealizables, además del riesgo que estos conllevan (ya mencionados previamente).

Información inexistente, caótica o desactualizada

Quiero viajar de Vigo a Pontevedra, me voy a la web del operador (monbus.es) y busco la ruta. Me sale un listado con un montón de salidas y llegadas, pero no sé ni qué contrato o línea son. Quiero guardarme la página para después, pero al volver a entrar en la página, no me guardó la consulta. Saco el horario en PDF y me pone un listado de 12 páginas con todos los viajes, todas las paradas del recorrido completo y las salidas desordenadas.

Estos horarios incluyen algún viaje para funcionarios (que no puedes usar como viajero regular), y están sujetos a cambiar sin aviso alguno de la empresa. Por ejemplo, el viaje de los sábados a las 17:30 a Santiago por Redondela-Pontevedra-Caldas-Padrón desapareció, y no me enteré hasta que lo busqué en los horarios.

Otros casos destacables son las webs de Vitrasa y Ojea (entre otras), que funcionan terriblemente mal en móviles, donde ver los horarios puede ser una auténtica aventura, gracias a que la web no está pensada ni adaptada para dispositivos móviles (con el uso que tienen hoy en día).

Un buen ejemplo es la web de Rías Baixas, que funciona sin ningún problema en móviles y tiene una única página donde lista las líneas e incluye el calculador de rutas de Moovit, donde ofrecen tiempo real. Para cada línea salen avisos importantes, horarios, recorrido y tarifas.

Conclusiones

Se debe buscar la forma de mejorar estos puntos (y otros que no mencioné) y convertir el transporte público en un servicio de calidad, y que la gente quiera utilizar, y no solo por ser la única opción viable. Las empresas de transporte tienden a hacer lo mínimo que exigen los contratos (o menos, en algunos casos) por anteponer sus beneficios a los que aporta a la ciudadanía el servicio que prestan.

Y es que ver el transporte público como un mero negocio es un error, pues muchas concesiones autonómicas (y líneas municipales en ciudades como Vigo) no existirían si solo dependiera del dinero que producen. Por eso, cada vez me parece más razonable las propuestas que hacen algunos colectivos y partidos políticos de hacer el transporte público algo gestionado por la administración pública, como ocurre en algunos sitios con EMTs y consorcios de transportes (como el CRTM en Madrid).

Y si esto no ocurre por la complejidad que tiene hacer algo así, que por lo menos las administraciones se centren en promover el TP y hacer cumplir los contratos, cosa que en según que casos no se hace.