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Autobús 6139 de Vitrasa, que a sus más de 16 años, sigue en servicio.
Autobús 6139 de Vitrasa, que a sus más de 16 años, sigue en servicio.

Lo que cuesta la política de RRHH de Vitrasa

Daniel Antomil - 04/05/2024

Vitrasa no es una empresa cualquiera, es la concesionaria del transporte urbano de la ciudad de Vigo, por lo que, de su buen o mal hacer, salimos beneficiados o perjudicados todos, por lo que sus políticas son de interés público en la medida en la que afecten a la prestación del mismo, y en este caso, la de recursos humanos.

Y es que los logros en esta materia de la Vitrasa del señor Lozano son ya conocidos, pero los resumimos aquí:

  • Marcar récords absolutos de horas perdidas con huelgas, con el broche final de 196 días seguidos de paros, de los cuales, 108 son de huelga indefinida. Una huelga que ha hundido la imagen de la empresa, hasta convertirla en el principal problema de Vigo durante meses, con tertulias, entrevistas y artículos donde la imagen de la empresa era de todo salvo buena. Y desde luego, jamás será olvidada.

  • Expedientes como venganza: Los 12 expedientes por los actos del Marisquiño fueron la demostración de que los expedientes y las sanciones no se usan para solucionar problemas, también para crearlos. Y es que una sanción dudosa en un contexto de huelga, no sirve para nada más que para empeorar el ambiente. De hecho, en muchas empresas, se intenta llegar a una solución antes de llegar al expediente, porque no es algo agradable. Incluso, parece claro que su apertura obedeció a un intento de abaratar la negociación y usarlo como arma para acusar al comité de empresa de intereses personales, prueba de ello es que la empresa se ha ofrecido a retirarlos, lo cual es muy dudoso que sucediera si fuera por hechos abiertamente abusivos (romper lunas, pinchar ruedas, hacer las necesidades fisiológicas dentro del autobús…). A esto hay que contar otros 5 expedientes por bloquear el paso durante un rato a los autobuses, algo que sí tendría más justificación. Pero esos expedientes estuvieron revoloteando por ahí, y nunca se han llegado a aplicar.

  • Nula estabilidad laboral: Lejos quedaron los tiempos en los que trabajar para Vitrasa suponía un empleo para toda la vida si no hacías el tonto, y que suponía que el banco te concediera la hipoteca sin necesidad de aval. Ahora, todos los conductores que entran nuevos los contratan por turnos de 3 o 6 meses, pasan por un periodo en el que no los llaman, y posteriormente les hacen más contratos para que no generen antigüedad. Eso si se portan bien y no se les ocurre hacer huelga o aparecer por las manifestaciones. De hecho, desde el comité de empresa se les dice a este personal que no hagan los paros ni aparezcan por las manifestaciones. Por otra parte, el personal fijo está amenazado con expedientes a la mínima, con el objetivo de echarlos sin pagar indemnización, ya sea por acumulación de faltas sin recurrir por parte del sancionado.

  • Hacer pagar las pérdidas a los empleados: En diciembre de 2021, se desconvocó la huelga para intentar llegar a una negociación, pero la respuesta fue que la dirección quería bajar el sueldo un 30%. Presentaron un descuelgue de convenio, que como el comité no aceptó, se llevó a arbitraje. Y por mucho que diga Abel Caballero que fue gracias a él que esa infamia no salió adelante, fue el árbitro el que le pegó una sonora bofetada a la empresa, quien, en un alarde de prepotencia absolutamente impresentable, recurrió la resolución, recibiendo otra sonora bofetada. Y con esto, se ha sembrado un odio y una desconfianza hacia la dirección de la empresa que condiciona los pasos siguientes. Posteriormente, la empresa dijo que no admitía otra negociación que no fuera bajar el sueldo, hasta que, viendo que no iba a ninguna parte, no le quedó otra que renunciar a la idea de reducir el sueldo.

  • Nula política de prevención de riesgos laborales: No solo porque ya no se hagan simulacros de incendio o el plan de igualdad lleve años caducado. Y es que nada menos que 64 empleados están de baja por enfermedades psicológicas asociadas al trabajo (estrés/ansiedad), varios con incapacidades permanentes e incluso varios intentos de suicidio, uno de ellos consumado. Esto supone casi un 20% de absentismo, algo inaudito en una empresa privada, y elevado incluso para una administración pública, donde se cogen bajas con más alegría por el hecho de tener una plaza fija. Y hay que recordar que la prevención de enfermedades psicológicas asociadas al trabajo es una tarea esencial de cualquier departamento de recursos humanos, lo que demuestra que en Vitrasa, ese departamento es lo contrario a lo que debe aspirar una empresa mínimamente seria.

Las consecuencias para los ciudadanos

En cualquier empresa, las consecuencias de estas actitudes las padecen la gente vinculada a la misma, pero en el caso de Vitrasa, esas consecuencias repercuten en el servicio. Todos estos despropósitos se resumen en el primero, que es esa broma pesada llamada huelga, que duró seis meses y medio, donde se prestó la mitad del servicio que se debería prestar, y donde se vieron escenas absolutamente vergonzantes por parte de la empresa, y sobre todo, por parte del Concello, que es quien debe velar por el cumplimiento del servicio.

Y si no fuera poco, entre el 8 de marzo y el 1 de abril, el servicio en días laborables estuvo reducido, y todavía siguen los recortes en los fines de semana. Todos estos despropósitos deberían ser corregidos por el Concello, con sanciones contundentes, llegando a la retirada de la concesión si fuera preciso. Pero el Concello se limita a hacer como que no ve, con lo que los ciudadanos estamos indefensos ante estos atropellos. Sobre todo, cuando la culpabilidad de los recortes es reconocida de forma implícita por la propia Vitrasa del señor Lozano, achacándola a los conductores de baja, resultado directo de la (ausencia de) política de prevención de riesgos laborales.

Es decir, los vigueses estamos sufriendo las consecuencias de la nefasta gestión de los recursos humanos de la Vitrasa del señor Lozano, quien es responsable por acción o por omisión de que su empresa sea incapaz de tener los conductores necesarios para cubrir todos los puestos, algo que nunca sucedió en la historia de la compañía. Eso, suponiendo que los recortes sean por eso, que parece evidente que no es así en los fines de semana, porque es inaudito que una empresa movilice 200 conductores en días laborables, pero no sea capaz de movilizar 110 un sábado y 90 un festivo.

Pero hay más, y es que nadie está contando que cada trabajador que está de baja le cuesta a la Seguridad Social un 60% de su sueldo entre el día 4 y 20 de la baja, y el 75% del 21 en adelante, como mínimo. Es decir, las políticas del señor Lozano están costando a la Seguridad Social (y por ende a todos los españoles) decenas de miles de euros cada mes que se podían destinar a cosas más interesantes.

Para finalizar, es curioso como muchas veces, cuando hablo de Vitrasa, suelo hablar de temas más relacionados con recursos humanos, una materia sobre la que tengo formación, y sobre todo interés, y veo con espanto, como la Vitrasa en la que un día quise entrar, se ha convertido en el ejemplo perfecto de la mala gestión en esta materia, gestión en la que se ponía como ejemplo a Ryanair, y que la Vitrasa del señor Lozano sigue a pies juntillas. Y quienes pagan el pato no son los que practican estas políticas, son los empleados y los ciudadanos, que tienen que soportar como el servicio de transporte urbano se degrada cada vez más.

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